«Calla, mi vida, que tú la comparaste: toda comparación es odiosa…»
— La Celestina
Bien dice nuestro refranero, que las comparaciones son siempre odiosas, y esto es más cierto aún cuando las comparaciones son completamente desproporcionadas y de mal gusto.
Hoy amanecía viendo el siguiente tuit de nuestra colega protocolera Ana A. Palenzuela:
Lamentable intervención Min.Margallo @EspejoPublico comparando terrorismo-protocolo Rectificar es d sabios @MAECgob pic.twitter.com/GfHpTRcSMq
— Ana A. Palenzuela (@Ana_Palenzuela) March 30, 2016
Tras mi incredulidad inicial y revisar las fuente de los comentarios (porque siempre, siempre, hay que revisar las fuentes), pude ver al Sr. García-Margallo, Ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, pronunciado las palabras arriba citadas:
Que una autoridad pública haga de menos al equipo de profesionales que trabajan precisamente para facilitar el flujo de los eventos y asegurar un propicio desarrollo de los mismos, es siempre de mal gusto.
Que lo haga comparando a estos profesionales con «terroristas», máxime considerando la situación actual, es completamente inaceptable.
Casi tan lamentable como eso es la pobre explicación-segmentación que realiza entre la diplomacia y el protocolo. Algo a lo que, por desgracia, ya estamos muy acostumbrados; junto a la continua «rotura» del protocolo de la que tanto oímos hablar en los medios.
De los comentarios del Sr. García-Margallo parece desprenderse la idea de que los responsables de protocolo son perversos profesionales que disfrutan torturando a autoridades sentándoles en lugares que no son de su agrado.
La versión real de la historia es algo más aburrida, Sr. Ministro: esos profesionales, en lo que respecta a eventos oficiales, hacen uso de la legislación vigente (principalmente el completamente desactualizado R.D. 2099/83) para determinar ese tipo de ordenaciones y precedencias.
Son también esos profesionales los que gestionan las crisis de comunicación e imagen, y los que están al pie del cañón cuando una autoridad realiza comentarios fuera de tono, como los que hemos tenido el disgusto de escuchar en el video de más arriba.
No tengo ninguna duda de que su Jefe de Protocolo estará encantado de escuchar sus sugerencias sobre la ordenación de lugares directamente la próxima vez.
Para el resto, recordad que las comparaciones han de evitarse siempre que sea posible (de la misma forma que las generalizaciones).
Y, de hacerlas, que sea para ensalzar a la persona.
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